Cuando salgas del clóset me tendrás aquí, esperándote

Tú, que estás allá adentro, dudando si sea buena idea salir, tómalo con calma. Hay un momento en el cual es adecuado hacerlo, y si crees que aún no es el tuyo, está bien. Es tu espacio, y tú sabes cuándo será la hora de dejarlo.

Después de todo, ¿qué hay afuera? Hay muchas cosas, entre ellas, gente fea. Y cuando digo gente fea no me refiero a que no me gusten físicamente, sino a que es fea por dentro. Esa gente que va a buscar señalar todo de ti, hasta los detalles más triviales e insignificantes. Si eres hombre, que cómo puede ser que camines así; si eres mujer, que por qué no eres femenina. Ah, y cuidado seas género fluido, o sin género, o algo más que esas personas sean incapaces de comprender. Porque a veces nos comportamos como si nuestro pequeño criterio fuera lo único válido.

Que salimos un poco o un mucho de su esquema y su idea del “deber ser”, quizá, pero ¿eso qué? No les da derecho a maltratarnos, a censurarnos. No les da derecho a hacernos sentir vergüenza de qué somos y cómo nos entendemos. No les da derecho a crear un mundo tan dañino donde a los doce años ya tenemos que enfrentarnos a burlas de cómo bailamos. No  les da derecho a incrustar sus prejuicios en nuestra piel, ni a censurar las formas de amar que no entienden, las formas de querer y sentir que no comprenden. ¿Qué saben del amor, si creen que su forma es la única que vale? ¿Qué saben del cuerpo y de la piel, si les asusta el roce de su propia mano?

Hay quienes hemos ido aprendiendo a deshacernos de esa eterna mirada, que volvemos a encontrarnos con nuestro cuerpo, con lo que nos gusta, con lo que somos. Hay quien deja de esconder la risa o deja de fingir la voz, o quienes comenzamos a estar en paz viviendo fuera del rígido modelo que esa gente y la sociedad nos prepararon y nos empujan a ser, y sobre todo, a vivir lo que nos empujaron a no ser.

Sí, aquí estamos. Nos guardaron, pero ahora nos hacemos oír. Nos escondieron, pero ya salimos. Estamos aquí: L, G, B, T, T, T, Q, A, gente aliada, gente que quiere una letra que le represente y reivindique lo que se les ha censurado, aquí estamos, toda esa variedad. Aquí estaremos todas esas veces que te haga falta salir, porque ojalá se saliera solo una vez del clóset y no muchas, no una vez en cada entorno, en cada situación nueva, en casa trabajo, escuela, cada grupo nuevo de personas. Se salen muchas veces del clóset. Apesta, sí.

Falta mucho por caminar, falta mucho por lograr, pero cada mañana falta menos que la noche anterior.

Por eso estamos aquí para ti, para el día que salgas. Porque quizá amistades se pierdan, familiares se alejen, pero aquí nos puedes encontrar. El día que quieras salir, o si un día -ojalá no- alguien te saca, me tendrás aquí, esperándote con los brazos abiertos.

Aquí estamos. Y somos un chingo.

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