Querido clóset, vivo dentro de ti desde hace mucho tiempo.
Vivo dentro de ti desde que aprendí a tener vergüenza.
Vivo dentro de ti desde que tenía 5 años y recibí un golpe por jugar con muñecas.
Vivo dentro de ti desde que aprendí a controlar el llanto a los 8 años, porque los hombres no lloran.
Vivo dentro de ti desde los 10 años cuando aprendí a no poner mis manos en la cintura si no quería parecer jot*.
Vivo dentro de ti desde que tengo 12 años y aprendí a esconder mis sentimientos, porque eso es de viejas.
Vivo dentro de ti desde que sentí cosas por alguien de mi mismo sexo y al mismo tiempo me llené de miedo al descubrirlo.
Vivo dentro de ti desde que recibí una golpiza por intentar besar a mi amigo después de creer que podía confiar en el.
Vivo dentro de ti a mis 20 años, porque tengo miedo de que si salgo de ti no tendré dónde vivir.
Querido clóset, me das la seguridad que tanto necesito, pero vivir dentro de ti no es vida.
Vivía dentro de ti hasta que me quedé sin padre al tomar la decisión de mostrar mis verdaderos colores.
Vivía dentro de ti hasta que mis amigos se convirtieron en extraños, porque estoy mal y es pecado ser quien soy.
Vivía dentro de ti hasta que alguien me dio asilo entre sus brazos.
Vivía dentro de ti hasta que mi madre me dijo «eres parte de mí y eso es lo único que me importa«.
Querido clóset, eres refugio de miles de almas quienes tienen que vivir dentro de ti hasta encontrar el tiempo y lugar seguros para poder dejarte.
Querido clóset hoy puedo decir que no quiero ni vivir dentro de ti nunca más.